Mientras la lengua oral es la primera manifestación del
lenguaje humano, la lengua escrita tardó mucho más tiempo en aparecer. La
escritura, como la conocemos en la actualidad, tiene su base en el alfabeto que
inventaron los fenicios, creado alrededor del año 1200 a.C., cuya principal
aportación radica en haber asignado a cada sonido una letra, por lo que con un
número bastante reducido de signos (aproximadamente 30, aunque la cantidad
varía dependiendo de la lengua) se pueden escribir todas las palabras que
comprende un idioma.
Tiempo después aparecieron los alfabetos griego y latino, de
los cuales deriva el español. El griego, basado en el fenicio, introdujo las
vocales; el latino, basado en el griego, se difundió por el Mediterráneo y,
posteriormente, por todo el Occidente, siendo hoy el de uso más extendido en el
mundo.
A diferencia de la
forma de adquisición de la lengua oral, que se desarrolla en todos los
hablantes tan solo por convivir con una determinada comunidad lingüística, la
lengua escrita se adquiere a través de una instrucción especial: necesitamos,
antes que nada, aprender los signos gráficos que la componen para después, por
medio de un canal visual que generalmente es el papel, expresar lo que deseamos
comunicarnos.
Desde la aparición, la lengua escrita supuso una serie de
ventajas que la lengua oral no podía cubrir, tales como la perdurabilidad del
mensaje a transmitir y la planificación en la construcción del mismo. Por ello,
su desarrollo ha implicado la generación de reglas específicas que, si bien son
esenciales al momento de escribir, obviamos al momento de hablar. Por ejemplo,
cuando usamos la lengua oral existen una serie de herramientas alternas que nos
ayudan a comunicar al contexto del mensaje que queremos transmitir, tales como el
lenguaje proxémico o el kinésico, sin necesidad de expresarlo con palabras. Sin
embargo, en la lengua escrita no podemos apoyarnos en dichos lenguajes, por lo
que para transmitir emociones, confianza, certidumbre, etc., debemos valernos,
únicamente, de nuestro instrumento principal: la palabra.
Tanto la oralidad como la escritura presentan diversas
características, que son las siguientes:
Lengua Oral
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Lengua Escrita
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Se
manifiesta por medio de sonidos articulados fonéticamente.
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Se
manifiesta por medio de signos gráficos.
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Se transmite
a través de un canal auditivo.
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Se transmite
a través de un canal visual.
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Tiene un
número limitado de receptores.
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Tiene un
número ilimitado de receptores.
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Está sujeta
a modificaciones e interrupciones.
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No permite
modificaciones inmediatas.
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La
interacción entre emisor y receptor es directa.
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La
interacción entre emisor y receptor es indirecta.
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La
transmisión del mensaje es inmediata.
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La
transmisión del mensaje no es inmediata.
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El mensaje
se refuerza con recursos adicionales (lenguajes no verbales).
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La
construcción del mensaje no admite el uso de lenguajes no verbales.
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Su
planeación y organización suelen ser simultáneas con su producción.
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Requiere de
planeación previa y organización rigurosa.
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No demanda
una organización gramatical esmerada.
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Demanda una
organización gramatical esmerada.
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Es más
espontánea y descuidada.
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Es más
refinada y estructurada.
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Siempre está
enmarcada en un contexto situacional.
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Carece de un
contexto situacional, mismo que se debe crear lingüísticamente.
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No nos
permite reflexionar y autoanalizar a profundidad nuestro pensamiento antes de
expresarlo.
|
Nos permite
reflexionar y autoanalizar a profundidad nuestro pensamiento antes de
expresarlo.
|
Como podrás observar, cada una de estas manifestaciones se
rige por reglas propias. Y es por ello que debemos dominar tanto la expresión
oral como la escrita.
Así, para hablar correctamente hay que tener en cuenta lo
siguiente:
- Vocalizar bien, no “comerse” letras al momento de pronunciar las palabras, ni hablar con exagerada rapidez.
- Evitar muletillas que entorpecen y quitan funcionalidad al discurso, por ejemplo: “este”
- Evitar el uso de palabras comodines, tales como “cosa” o “hacer”. Ejemplo: decir “hacer la comida” en lugar de cocinar.
- No abusar de las gesticulaciones, ya que distraen la atención del receptor.
- Cuidar el tono de voy, para que no sea ni muy alto ni muy bajo.
Para escribir con propiedad debemos considerar los siguientes
aspectos:
- Cuidar la ortografía.
- Leer lo que se ha escrito antes de entregarlo
- Consultar el diccionario.
- Adquirir el hábito de leer.
*Es importante cuidar la ortografía para que se entienda bien
lo que quieres expresar.
A continuación encontraras videos sobre:
Fuente: libro:
Lectura, expresión oral y escrita de María
José Esteva Esteva y Fátima López Carrasco.
Por: Natalia Franco Ruiz
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